2020 será recordado como el año de la pandemia global causada por el coronavirus denominado Covid-19. Sus impredecibles y devastadoras consecuencias sanitarias y económicas han sido de una intensidad sin precedentes y han afectado a todos los ámbitos y rincones del planeta. Sus implicaciones y cicatrices permanecerán durante un largo periodo de tiempo, aunque muchos de sus efectos más perniciosos logren superarse.
La lucha contra el virus en todos los países ha confinado o paralizado, total o parcialmente durante muchas semanas, actividades que representan cerca del 70% de la economía mundial, lo que ha conducido al PIB global a una contracción histórica y global que el FMI cifraba en una caída del 4,4% en 2020, la mayor desde que existen registros. Familias y empresas en todo el mundo han sufrido ajustes severos en sus rentas, facturación o beneficios, con el consiguiente impacto en el consumo y la inversión y por tanto en la producción mundial de bienes y servicios. En Europa, y en particular en España, la pandemia ha impactado con significativa virulencia. La economía de la eurozona retrocederá un 8,3% en 2020 y todavía más la española, con una caída del12,8%, según las previsiones de octubre del FMI.
Para tratar de paliar los efectos y combatir el shock económico, los principales bancos centrales y gobiernos del mundo han implementado programas de ayudas monetarias y fiscales de una intensidad y tamaño sin precedentes.
La Reserva Federal norteamericana, que ya había iniciado su política expansiva en 2019 con tres rebajas de tipos de intervención, respondió en marzo de 2020 a la propagación de la pandemia y la creciente incertidumbre sobre la economía con un recorte de tipos de interés de intervención fuera de calendario de 0,5 puntos el día 3 de marzo, hasta un rango entre el 1% y el 1,25%. Con la extensión de la pandemia ya fuera de control, el domingo 15 de marzo, otra vez fuera de calendario, volvió a aplicar un recorte de 1 punto porcentual hasta el rango mínimo de 0-0,25%. Adicionalmente, puso en marcha entre marzo y abril hasta 11 programas de emergencia con una capacidad de hasta 2,6 billones de dólares disponibles, entre los que se estaba el programa de compra ilimitada de deuda del Tesoro y valores hipotecarios o dos programas de adquisición de deuda corporativa.
El BCE, por su parte, anunció el 12 de marzo un primer paquete de medidas de refuerzo de la liquidez y mayores compras de activos para enfrentar la crisis sanitaria y económica. Se mejoraron las condiciones para que los bancos pudieran pedir liquidez casi ilimitada del programa TLTRO-III con menor coste y relajando la condicionalidad y se elevó sustancialmente el programa en vigor de compras de bonos soberanos y corporativos con otros 120.000 millones de euros. Ante la gravedad de la crisis sanitaria y económica que se cernía sobre las economías europeas, el 18 de marzo se puso en marcha el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) con 750.000 millones de euros para “restablecer el funcionamiento ordenado de los mercados financieros de la zona del euro y garantizar que la Política Monetaria Europea siga llegando a todos los rincones de la zona euro”. En la reunión del 4 de junio se incrementó el volumen del PEPP en 600.000 millones de euros, hasta un tamaño total de 1,3 billones y se prolongó hasta junio de 2021. En la reunión del 30 de abril se mejoraron fuertemente las condiciones de las subastas TLTRO de liquidez a la banca a medio plazo condicionada al crédito. Además, se anunciaron 7 subastas de liquidez de emergencia (Pandemic Emergency Longer-Term Refinancing Operations o PLTRO) vinculadas a la pandemia, pero no al crédito, con un volumen estimado de 3 billones de euros, para preservar el funcionamiento del mercado monetario. También se puso en práctica una reducción temporal de los requisitos de capital para los bancos y se “recomendó” la anulación de los pagos de dividendos bancarios hasta final de año. Ya en diciembre, y ante la gravedad de la segunda ola de la pandemia, el BCE amplia el Programa de Emergencia (PEPP) hasta marzo de 2022 y se dota con 500.000 millones adicionales hasta los 1,8 billones de euros. Las condiciones extraordinarias de liquidez a la banca se prologan hasta junio de 2022.
Entre los programas de política fiscal puestos en marcha por los gobiernos de todo el mundo destacan los implementados o anunciados por la Comisión Europea, que pretenden movilizar hasta un total de 3,3 billones de euros, lo que equivaldría al 22,1% de la economía europea. Entre dichos programas cabe destacar el Fondo de Recuperación Europeo, denominado Next Generation EU, a través del cual se movilizarán 750.000 millones de euros financiados a través de la emisión de deuda comunitaria. Los fondos se distribuirán en forma de transferencias y préstamos a los países más afectados por la pandemia entre 2021 y 2024. El Plan pretende paliar los efectos dañinos de la pandemia y fortalecer el crecimiento estratégico a largo plazo de la región. Del fondo de recuperación, España espera recibir 140.000 millones, de los cuales aproximadamente la mitad serán ayudas directas y el resto, créditos en condiciones muy favorables. Adicionalmente a estas medidas supranacionales, en España el Gobierno ha movilizado cerca de 200.000 millones de euros para garantizar liquidez al tejido empresarial y asegurar ciertos ingresos mínimos a los hogares. En el caso de los EEUU, en marzo se aprobaba un programa de estímulos de 2,2 billones de dólares, en diciembre un estímulo suplementario de 0,9 billones, y ya en enero de 2021 se espera un plan del gobierno del nuevo presidente por hasta 1,9 billones de dólares adicionales.
Consecuencia inmediata de la crisis sanitaria y financiera será un gran aumento de la deuda global, que alcanza niveles de récord tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. En las primeras se espera que la deuda escale hasta el 126% del PIB entre 2019 y 2022 mientras que, en las economías emergentes, dicha cifra asciende hasta el 100%. El déficit público a escala global llegará en 2020 hasta un importe equivalente al 12,7% del PIB mundial y será del 14,4% el correspondiente al grupo de economías desarrolladas.
En España, los mercados y sistemas gestionados por BME se han mantenido abiertos y han seguido operando con normalidad durante todo 2020 y en especial durante el Estado de Alarma decretado en España en el segundo trimestre como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19. Tanto las plataformas de negociación como la Entidad de Contrapartida Central, BME Clearing, o el Depositario Central de Valores, Iberclear, han funcionado satisfactoriamente en su papel clave para la gestión del riesgo del sistema financiero y el mantenimiento de los canales de financiación y de liquidez.
Los índices bursátiles mundiales acumulan en 2020 ascensos entre el 11% y el 14%, una evolución marcada por la volatilidad con una generalizada y aguda caída del mes de marzo y la posterior recuperación apoyada sobre todo en el buen comportamiento de las acciones estadounidenses, japonesas y de los mercados emergentes de Asia con China a la cabeza. La explicación del balance positivo de los indicadores agregados de las bolsas mundiales descansa en factores como las políticas monetarias expansivas sin precedentes de los bancos centrales, el éxito de China en la lucha contra el virus, o el creciente peso de sectores y empresas, sobre todo estadounidenses pero no solo, que han salido reforzadas durante la pandemia, como el sector sanitario o el de las nuevas tecnologías de la información aplicadas a múltiples ámbitos de la economía. En un extraordinario mes de noviembre para las Bolsas mundiales, se confirmaban resultados muy esperanzadores de los ensayos finales de las vacunas contra el Covid-19 que están siendo desarrolladas.
Las Bolsas europeas sin embargo acumulan en general pérdidas en el año, pero con fuertes disparidades: el Euro STOXX 50 de los principales valores baja un 5,1%. Mejoran este registro los índices de Holanda (+3,3%) Portugal (+12,9%) Suiza (+0,8%) o Alemania (+3,6%). Ligeramente peor que el índice paneuropeo están Italia (-5,4%) y Francia (-7,14%) y ya con mayores pérdidas el IBEX 35® español (-15,5%), Reino Unido (-14,3%) o Grecia (-11,8%). El peor comportamiento relativo del sector bancario europeo (un -22,9% bajan los Bancos del STOXX 600), y particularmente del español con fuerte ponderación en la Bolsa, ha vuelto a lastrar el comportamiento del IBEX 35®.
Los mercados estadounidenses han protagonizado una espectacular recuperación tras el desplome de marzo y cierran el año 2020 con ganancias apoyados por las medidas de la FED, los estímulos gubernamentales y el peso de las grandes compañías tecnológicas. Sus principales índices alcanzaban niveles máximos históricos y rentabilidades por encima de las medias mundiales. El Dow Jones sube un 7,3%, el S&P 500 un +17,3% y el Índice Nasdaq 100 de marcado componente tecnológico, un impresionante 47,6%, enlazando once años consecutivo de ganancias anuales. Los mercados emergentes suben un 16,6% en el año, según el índice global MSCI EM, con Latinoamérica (-0,3%) muy por debajo de este registro.
Las cotizaciones de los grandes valores cotizados en la Bolsa española han sufrido en general pérdidas importantes con el IBEX 35® bajando un 15,45% en el conjunto del año 2020 y el IBEX con Dividendos mitigando el descenso hasta el 12,7%. El mayor peso del sector financiero bancario y de sectores relacionados con el turismo penaliza la comparación frente a otros índices internacionales de referencia. El IBEX sectorial de Bancos pierde un 27,3% , el de energía baja solo un 4,2% mientras el índice del subsector de Ocio, Turismo y Hostelería se deja más de un 30%.
Han sido los índices de empresas de pequeño tamaño los que han presentado un mejor comportamiento: El IBEX Small Cap, compuesto por 30 compañías, gana un 18,9% y los dos índices de la plataforma BME Growth para empresas en crecimiento lo hacen todavía más: el IBEX Growth All Share sube un 39,6% y el IBEX Growth 15 un 54,1% en el año. Las diferencias en la estructura sectorial de las compañías que componen estos indicadores explican estos comportamientos tan dispares y han ayudado a los índices de valores de menor tamaño a superar con éxito la crisis.
Los dividendos de las grandes empresas cotizadas españolas tienen históricamente una gran relevancia. Desde hace años el mercado español lidera de forma mantenida entre las Bolsas desarrolladas en rentabilidad por dividendo, uno de los atractivos del mercado para los inversores extranjeros que son propietarios de algo más del 50% del valor de las acciones españolas cotizadas, 16 puntos porcentuales más que hace 13 años.
En 2020, la crisis asociada al Covid-19 ha tenido un impacto muy determinante en las grandes cifras: en 2020 la retribución total al accionista se eleva hasta los 18.709 millones, un 41% menos que en el año anterior. Buena parte de la responsabilidad de estos descensos se centra en el sector bancario, que siguiendo la recomendación del BCE ha decidido no repartir dividendos a partir del segundo trimestre del año para reforzar sus ratios de capital.
Un aspecto reseñable en el ejercicio es el incremento de los dividendos pagados en forma de acciones (scrip dividend o dividendo elección). En el conjunto de 2020 se habían ejecutado pagos de este tipo por valor de 6.644 millones de euros, un 69,5% más que en 2019.
La capitalización o valor de mercado conjunto de las compañías cotizadas en la Bolsa española se situaba al cierre de 2020 en 948.209 millones de euros, un 14,2% menos que al cierre de 2019, como reflejo del impacto de la crisis en el valor de las principales empresas cotizadas, en particular de las entidades bancarias. No obstante, desde los niveles mínimos hasta el cierre del año, la capitalización total del mercado ha recuperado casi 218.000 millones de euros. El número total de empresas cotizadas se situaba el útimo día de 2020 en 2.738 compañías: 157 en Bolsa y 2.581 en el Sistema Multilateral de Negociación de BME Growth y el segmento de SICAVs.
Mejor comportamiento que las cotizaciones ha seguido la contratación de Renta Variable, donde la actividad en la Bolsa española ha permanecido estable respecto al año anterior. El volumen de negociación acumulado en 2020 asciende a 429.670 millones de euros, con un descenso del 8,6% respecto al negociado en 2019 y 55,7 millones de operaciones, un 49,6% más. En el descenso del efectivo negociado ha resultado de gran importancia el efecto que ha tenido la disminución de la contratación del segmento de bloques en un 45%, mientras el resto de la negociación aumenta un 9%. Una de las características que ha impulsado este comportamiento se encuentra en el aumento de actividad en el mercado por parte de los inversores minoristas, debido a las fuertes fluctuaciones que están presentando los precios de las acciones cotizadas. Esta tendencia de mayor presencia de transacciones de inversores minoristas también ha sido detectada por el supervisor europeo de mercados de valores, ESMA. Se ha documentado tanto un aumento de las transacciones de aquellos inversores que ya operaban en los mercados bursátiles como la incorporación de nuevos inversores particulares que han abierto cuentas para operar en Bolsa en los intermediarios especializados.
En el ámbito de la liquidez, la Bolsa española continúa siendo el referente de ejecución y liquidez para la contratación de valores españoles, con más de un 73% del efectivo negociado en estos valores en todo el mundo, y el instrumento por el que las emisoras completan sus operaciones corporativas y resuelven sus necesidades de financiación. Además, cuenta con las mejores métricas de ejecución frente a plataformas alternativas de contratación sobre valores españoles en cuanto a horquillas de compraventa, profundidad del libro de órdenes y mejor precio disponible para la ejecución, de acuerdo con datos de la entidad independiente Liquidmetrix.
La base inversora de la Bolsa española se mantiene amplia y diversificada, con los inversores extranjeros como grupo más importante con un 50,2% de participación en el capital del conjunto de compañías cotizadas de acuerdo con datos de cierre de 2019, récord histórico. Gracias a la confianza de los inversores y al potencial de las empresas, la Bolsa española ha ocupado tradicionalmente una posición relevante en el concierto internacional en materia de financiación a las empresas en forma de capital.
Durante el ejercicio 2020 las turbulencias en las cotizaciones y la alta volatilidad no han sido terreno propicio para nuevas salidas a Bolsa, pero el mercado ha sido muy efectivo a la hora de canalizar ampliaciones de capital con el objetivo fortalecer las estructuras financieras de las empresas cotizadas debilitadas por la reducción de la actividad. Se pone así de manifiesto la ventaja diferencial de las empresas presentes en la Bolsa en términos de alternativas de financiación.
En el conjunto del año 2020, los flujos de financiación canalizados en forma de ampliaciones de capital han aumentado un 17,6%, hasta alcanzar los 18.054 millones de euros. Por el contrario, los nuevos flujos de inversión en forma de nuevas admisiones han disminuido un 75% respecto al ejercicio anterior.
Las cifras del mercado de salidas a Bolsa en Europa en 2020 dan continuidad al descenso en esta operativa desde hace 4 años. De acuerdo con el “Observatorio de salidas a Bolsa en Europa”, que periódicamente publica PwC, las OPVs se redujeron hasta septiembre un 14% en número y un 30% en volumen frente a igual periodo de 2019.
En España, se han incorporado en 2020 a todos los mercados 11 empresas que han aportado 905,4 millones de euros conjuntamente en el día de su admisión. Diez de estas empresas se han admitido a cotización a BME Growth y, de ellas, 6 de ellas han sido SOCIMIs que continúa mostrándose como el sector más dinámico en incorporación de empresas al mercado. La OPV en el mercado principal la protagonizó la empresa de energías renovables SOLTEC que captó en octubre 150 millones de euros y debutó con una capitalización cercana a los 400 millones de euros. En términos de aportación de valor de la Bolsa al crecimiento empresarial destaca la incorporación de Cuatroochenta a BME Growth procedente del Entorno Pre Mercado (EpM), la primera empresa que completa ese recorrido en la cadena de consolidación en los mercados que propone BME.
Las empresas cotizadas en el mercado principal de la Bolsa española han realizado un total 42 ampliaciones de capital por las que han obtenido cerca de 15.157 millones de euros.
El mercado MAB creado por BME en 2006 como Sistema Multilateral de Negociación (SMN) dirigido a empresas de tamaño pequeño y mediano en crecimiento pasó el 3 de septiembre de 2020 a denominarse BME Growth tras conseguir por parte de la CNMV el reconocimiento de la categoría europea de Growth Market, en España denominado Mercado de Pymes en Expansión.
Esta nueva categoría se desarrolla en el marco de la iniciativa Capital Markets Union (CMU), que recogía MiFiD II con el objetivo de impulsar la financiación de las empresas de menor tamaño a través de su presencia en los mercados financieros y homogeneizar los estándares de calidad y transparencia entre los mercados growth de Europa. Se simplifica también la regulación para adaptarla a este tipo de compañías.
La capitalización de BME Growth correspondiente a las 119 empresas admitidas crece un 5% en el año para alcanzar los 15.901 millones de euros. Se han incorporado 10 nuevas empresas, seis de ellas SOCIMI.
A pesar de las caídas de los mercados bursátiles europeos, muchas de estas empresas, establecidas en sectores en crecimiento y competitivos, como el sector tecnológico (software y electrónica), el sector farmacéutico, el sector biotecnológico y el sector de la ingeniería, entre otros, han registrado incrementos en sus valoraciones. Los índices IBEX GROWTH MARKET® All Share y el IBEX GROWTH MARKET® 15 acumulan ganancias en el año del 39,7% y del 54,1% respectivamente.
También las empresas encuadradas en BME Growth han continuado financiándose en el mercado para atender sus procesos de crecimiento y financiación. En 2020 han llevado a cabo 71 operaciones de ampliación de capital, captando un importe de 428 millones de euros.
Reseña destacada merece el papel creciente que está asumiendo el Entorno pre Mercado (EpM) en el acercamiento de empresas e inversores al ecosistema de financiación e inversión que representan los mercados de valores. La reciente incorporación de Cuatroochenta a BME Growth ha puesto en valor este papel. A cierre de noviembre hay 14 empresas de fuerte componente tecnológico, pero de sectores muy diferentes, que disfrutan de los programas de asesoramiento y acercamiento de su realidad a los mercados. Asimismo, han continuado sumándose partners, ya son 15, a este ecosistema formado por empresas, inversores, emprendedores, asesores y profesionales de los mercados financieros..
Como consecuencia de la pandemia global y la incertidumbre generalizada, el mercado español de control de empresas y M&A se ha ralentizado durante buena parte del año 2020 pero las perspectivas para los próximos meses y años son de fuerte actividad debido a las consecuencias de la crisis y a factores como el reducido nivel de los tipos de interés, la fuerte rebaja de algunas cotizaciones, la gran liquidez presente en el mercado y sostenido apetito inversor por parte del capital riesgo y la inversión institucional.
Las dos grandes OPAs del año han tenido compradores internacionales. La mayor ha sido la culminada por la suiza SIX Group sobre BME por un valor de 2.800 millones de euros con el objetivo de conformar un operador de mercados y sistemas financieros ampliamente diversificado, con capacidad de competir en Europa y en el mundo. La otra OPA ha sido realizada sobre Másmóvil por el vehículo inversor de los grupos internacionales de Capital Riesgo Cinven. KKR y Providence. Másmóvil ha protagonizado una de las historias de crecimiento más vertiginosas de la Bolsa española. Saltó a Bolsa hace tres años procedente de BME Growth (entonces denominado MAB), y en cinco años ha multiplicado su valor por 6.
Entre las operaciones de fusión y adquisición en 2020 destaca el anuncio de fusión entre dos entidades bancarias españolas, Caixabank y Bankia, que dará lugar al líder bancario por depósitos en el mercado nacional. La operación culminará en 2021. También dos entidades bancarias medianas, Liberbank y Unicaja, confirmaban en los últimos días del año su acuerdo de fusión.
El papel de los mercados de Renta Fija ha sido esencial en 2020 para que las empresas y los Estados hayan podido financiarse para afrontar las graves consecuencias de la crisis sanitaria y económica causada por el Covid-19. La actuación de los bancos centrales ha sido rápida y contundente en apoyo de estos mercados. Como resultado, la emisión de deuda pública y privada en el mundo bate récords en el año.
En Europa con el agravamiento de la crisis sanitaria se ampliaban en marzo las primas de riesgo de Italia y España tanto por la subida de las rentabilidades de sus bonos como por la reducción de los tipos del Bono Alemán a 10 años, de nuevo convertido en activo refugio. El Bund alemán iniciaba el año con una rentabilidad negativa del -0,23% y la acentuaba hasta el mínimo del -0,87% en marzo para posteriormente iniciar una moderada recuperación el -0,58% al cierre del año. El bono español a 10 años iniciaba el año en el 0,44%, ascendía hasta un máximo del 1,19% el 18 de marzo para iniciar una senda descendente de las rentabilidades que le llevarían a tocar tipos negativos (-0,01%) el 15 de diciembre por primera vez en su historia y cerrar el año 2020 en el 0,04% como reflejo del impacto de las contundentes medidas del BCE. La prima de riesgo de los bonos españoles que en los peores momentos de la crisis sanitaria y económica llegó a repuntar hasta los 150 puntos básicos (1,5%) ha vuelto al cierre del año a mínimos cercanos a los 60 puntos básicos (0,6%).
El volumen de deuda pública española emitida y admitida a cotización en el Mercado regulado de BME en 2020 alcanza los 275.067 millones de euros, que suponen un 36% más que el año anterior.
En el conjunto del año la negociación acumulada de Deuda Pública en las plataformas BME ha alcanzado los 279.183 millones de euros, un 16,3% por debajo del volumen del año anterior. El saldo vivo total de Deuda Pública española en el mercado regulado de BME Renta Fija se sitúa al cierre de 2020 en los 1,17 billones de euros con un crecimiento del 8,8% sobre la misma fecha del año anterior. El saldo de Deuda Pública extranjera a la misma fecha se reduce un 4,5% hasta los 4,7 billones de euros.
Por su parte, la deuda corporativa ha vivido un ejercicio marcado por la extrema volatilidad localizada en los momentos iniciales de la crisis sanitaria con oscilaciones de un grado desconocido en estos mercados. En el caso de la Renta Fija europea calificada triple B, de acuerdo con el Índice Iboxx de precios de bonos del área euro de calificación BBB, los precios se desplomaban casi un 10% en apenas tres semanas hasta mitad de marzo, para posteriormente iniciar un rebote alcista que los llevaba incluso por encima de los niveles de partida en los meses de noviembre y diciembre gracias al apoyo del BCE. El volumen de deuda privada española emitida y admitida a cotización en el Mercado regulado de BME en 2020 ha alcanzado los 119.183 millones de euros, con un aumento del 4,5% respecto al año anterior. Durante el año ha destacado el crecimiento de las emisiones de pagarés, que crecen un 48% hasta los 22.294 millones de euros. Al cierre del mes de diciembre, el saldo en circulación total de emisiones españolas registrado en BME Renta Fija crece un 0,2% hasta los 464.584 millones de euros.
En 2020 se ha batido un nuevo récord de empresas españolas no financieras que han emitido renta fija durante el ejercicio con 91 compañías.
En un ejercicio tan complejo como el 2020, el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) ha visto refrendado su posicionamiento como una herramienta clave para la financiación empresarial de las empresas españolas y adicionalmente ha servido de instrumento para las políticas de apoyo a las empresas puestas en marcha por el gobierno español. Diseñado en 2013, hasta 2020 ya son 90 compañías, seis de ellas portuguesas, las que han acudido al MARF para financiarse.
Tras un parón en los meses de marzo y abril como consecuencia de la crisis sanitaria causada por el Covid-19, se ha recuperado el ritmo de emisión a medida que avanzaba el segundo trimestre gracias sobre todo a la extensión a las emisiones de pagarés realizadas en este mercado del programa de avales públicos canalizados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) por un valor de hasta 4.000 millones de euros. La cobertura del ICO alcanza hasta el 70% del volumen total de la emisión. En conjunto se han tramitado las modificaciones de 16 programas de pagarés para incorporar esta posibilidad de emitir pagarés avalados y a su amparo se han realizado emisiones de forma satisfactoria para los emisores con un valor avalado cercano a los 2.500 millones de euros. El ICO también ha puesto en marcha la suscripción directa de participaciones en emisiones de pagarés realizadas en este mercado para apoyar la liquidez de las empresas. Ya en el mes de octubre se hacía pública la decisión del Banco Central Europeo de considerar el MARF como sistema multilateral de negociación elegible para la política monetaria.
El volumen total de emisiones en 2020 ha alcanzado los 9.634 millones de euros, con una moderada caída del 7% respecto al año anterior. El saldo vivo total al cierre de diciembre se sitúa en 5.309 millones de euros, con una subida 3,82% respecto al cierre del año pasado.
El mercado español de derivados, MEFF, se amplía y diversifica con la incorporación de nuevos productos como los derivados sobre divisas o el crecimiento de los productos sobre electricidad. En un contexto marcado por el fuerte aumento de la volatilidad en el mercado bursátil, el conjunto de los derivados sobre Renta Variable reduce un 10% su volumen negociado en 2020 hasta los 40,5 millones de contratos como consecuencia sobre todo de la prohibición de ventas en corto en España durante dos meses, aunque el número total de transacciones se dispara un 26%.
La volatilidad implícita en 2020 ha aumentado hasta un promedio diario del 25,5% frente al 13,7% del conjunto de 2019 según el índice de volatilidad VIBEX® que permite seguir a diario la volatilidad del mercado bursátil español utilizando las opciones sobre el IBEX más líquidas que se negocian en el mercado de derivados MEFF.
El producto que más crece en el año, casi un 11%, son las opciones sobre acciones individuales, un fenómeno que también se ha producido en los principales mercados internacionales ligado en buena medida a una mayor actividad negociadora por parte de los inversores y traders minoristas. Por su parte, los contratos del Futuro sobre IBEX 35®, el producto emblemático del mercado español de producto derivados, caen levemente un 1% pero aumenta el número de operaciones sobre ellos un 26%.
El año 2020 será el primero completo de funcionamiento del mercado de contratos de futuros sobre divisas xRolling FX® tras su lanzamiento en 2019. Son contratos de tipo “perpetuo”, con renovación automática al final del día y sobre 17 de los principales pares de divisas mundiales. En conjunto, la negociación de contratos en xRolling FX® ha aumentado progresivamente durante el año y por ejemplo en el tercer trimestre de 2020 se ha multiplicado por 100 respecto al mismo trimestre del año anterior.
La financiación dirigida a impulsar la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático sigue creciendo en todo el mundo. La emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles superará ampliamente los 500.000 millones de dólares en 2020 de acuerdo con las previsiones del banco sueco SEB, muy por encima de los 321.000 millones de dólares del año anterior.
Durante el año 2020 la crisis del Covid-19 ha frenado la emisión de los denominados bonos verdes, pero han crecido los bonos sociales, que tienen finalidades más amplias ligadas sobre todo a evitar la exclusión social.
En el caso de España se reproducen estas tendencias. La financiación mediante bonos verdes, sociales y sostenibles emitidos por empresas e instituciones en 2020 alcanza los 15.024 millones de euros, con un crecimiento del 54% respecto al año anterior de acuerdo con datos recogidos por el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (OFISO). En los mercados de BME, durante el año 2020 se han llevado a cabo emisiones como la del bono social sanitario de la Comunidad de Madrid, los bonos sociales del Gobierno Vasco, el bono social del ICO para mitigar el impacto económico del virus, o las emisiones de BBVA y CaixaBank también de bonos sociales por importe de 1.000 millones de euros.